Johnny necesitaba en ese instante tocar el suelo con su piel, atarse a la tierra de la que su música era una confirmación y no una fuga Porque también siento esto en Johnny, y es que no huye de nada, no se droga para huir como la mayoría de los viciosos, no toca el saxo para agazaparse detrás de un foso de música, no se pasa semanas encerrado en las clínicas psiquiátricas para sentirse al abrigo de la presiones que es incapaz de soportar. Hasta su estilo, lo más auténtico en él, ese estilo que merece nombres absurdos sin necesitar de ninguno, prueba que el arte de Johnny no es una sustitución ni una completación. Johnny ha abandonado el lenguaje hot más o menos corriente hasta diez años, porque ese lenguaje violentamente erótico era demasiado pasivo para él. En su caso el deseo se antepone al placer y lo frustra, porque el deseo le exige avanzar, buscar, negando por adelantado los encuentros fáciles del jazz tradicional (...). Pero entonces, dueño de una música que no facilita los orgasmos ni las nostalgias, Johnny parece contar con ella para explorarse, para morder en la realidad que se escapa todos los días.
Julio Cortázar, "El perseguidor" (in Las armas secretas, Cátedra)
Julio Cortázar, "El perseguidor" (in Las armas secretas, Cátedra)
diz ...